En los últimos meses, nos han hecho llegar varias consultas sobre qué está pasando con el consumo masivo, producto de cierto desconcierto con algunas variables económicas. Desde Apliconomy preparamos un breve informe para entender la evolución en las compras en supermercados, enfocados en la provincia de Córdoba.
A lo largo de 2024, las ventas de supermercados en Córdoba exhiben un patrón de crecimiento nominal sostenido que pasaron de $108 millones en enero a un pico de $206 millones en diciembre. Este comportamiento ascendente refleja un patrón estacional característico del consumo minorista, donde las ventas se incrementan significativamente durante el último trimestre del año, impulsadas por las festividades y las compras de fin de año. Si tomamos ese año, el aumento de las ventas fue del +90.2%. Comparado con el nivel general del Índice de Precios del Consumidor (IPC) que fue de +117.8, el consumo disminuyó en un +27.6%.

En el mismo sentido, el crecimiento nominal de las ventas en los supermercados de Córdoba durante el primer semestre de 2025 fue del 6,6%, que pasóde $182 millones a $194 millones. Sin embargo, al analizar estos datos a la luz de la inflación, la realidad es diferente. Según el INDEC, el IPC creció +15% en el mismo período. Por lo tanto, el aumento en las ventas totales fue menos de la mitad que el aumento de los precios, lo que indica que, en términos reales, la cantidad de productos vendidos se contrajo. Este fenómeno refleja una disminución en el poder adquisitivo de los consumidores.
En el gráfico siguiente, se compara la inflación con la variación porcentual mensual de las ventas totales. Como se visualiza, la línea de la inflación muestra un patrón de aumento inicial, que alcanza un pico de +3,7% en el tercer mes, seguido de una desaceleración constante hasta cerrar el semestre con un +1,6% en junio. Por otro lado, la línea de la variación mensual de las ventas muestra mayor volatilidad: caídas significativas de -11,3% y -4,10%, un pico de crecimiento pronunciado +11,9% y una recuperación final modesta.

Por último, el consumo está retrasado en términos históricos. Al descontar el efecto de la inflación del total de ventas en supermercados (tomando como base 100 enero de 2022) vemos que los niveles de consumos actuales se asemejan a los del año 2022. En la actualidad, el consumo se encuentra por debajo de los niveles alcanzados en el año 2023.

Limitaciones en la medición del IPC y su impacto en el poder adquisitivo
La pérdida de poder adquisitivo es un fenómeno económico y social complejo con múltiples causas y diferente para cada estrato social.
Uno de los factores para entender la caída del consumo se puede buscar en la metodología de medición del Índice de precios del INDEC. Si bien la medición de inflación es de alta calidad técnica, se enfrenta a un entorno económico y social que evolucionó más rápido que las propias herramientas estadísticas. Para capturar con precisión el costo de vida actual, es necesario que las metodologías se adapten a estos nuevos patrones de consumo y políticas económicas. Hace tiempo que se comenta que estos cambios se van a realizar, pero no sucede.
La consecuencia de esta desactualización metodológica es la existencia de consumos que ocupan mayor parte del sueldo de lo que se pondera en la medición. Los alquileres y los servicios públicos son un ejemplo. Veamos los siguientes cuadros, que son datos correspondientes a la zona Pampeana del IPC del INDEC que incluyen a la provincia de Córdoba:

Alquiler de vivienda, educación, servicios, prepagas, transporte, entre otros, han crecido por encima del nivel general y en algunos casos más del doble. Los alquileres crecieron +41.6 y es una parte importante de los ingresos.
Al comparar, además, el aumento del ítem que menos subió (+0.9) y el que más subió (+41.6) se nota que la diferencia es menor entre los que menos subieron que los que más. Digamos, los precios que menos subieron están más cerca del valor general.
La situación se repite si se toman los aumentos en la zona pampeana desde inicio de 2024 a julio del 2025. Electricidad, gas y otros combustibles, alquileres de la vivienda, transporte público, bienes y servicios varios, leche y productos lácteos, aceites, entre otros, han subido mucho más que la inflación. Los alquileres aumentaron el doble contra la inflación general de todo el período.
La falta de readecuación de la metodología hace que no estén reflejados ítems de mucha importancia para la vida diaria actual. Sobre todo, para las clases medias y bajas, donde la parte de los ingresos destinados a alimentos en supermercados es alta. En general, la economía se rige por los valores de inflación para negociación de paritarias, mejoras salariales, entre otros, que quedan atrasados por la subrepresentación de ítems importantes.
Pérdida del poder de compra: Una mirada a los ingresos
En cuanto a los salarios, según las Estadísticas e indicadores nacionales del Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial (del Ministerio de Trabajo, que utiliza como fuente el SIPA), la remuneración promedio de los trabajadores registrados del sector privado aumentó de $756.220 en enero de 2024 a $1.681.307 a abril de 2025. Esto es un aumento de +122%. Comparado con la inflación del mismo período que fue por encima del +140%, los salarios privados quedaron por debajo.
Al revisar solo el año 2025, el aumento de enero a abril de las remuneraciones fue del +5.1% contra una inflación del +11.5%. Los salarios promedio para el período perdieron 6 puntos de poder adquisitivo.
Por otro lado, la mediana para las remuneraciones de los trabajadores registrados en el mes de abril de 2025 fue de $1.237.390, casi $450.000 menos que el promedio. Esto nos indica que la mitad de los asalariados gana $1.237.390 o menos. El aumento de las remuneraciones de enero a abril, tomando como medida la mediana, fue de +6.5%, también bastante menos que la inflación del período.
Es similar la situación con el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) que, desde principios del año pasado a julio, aumentó de $180.000 a $317.800, un +76%.
Por último, hay que contemplar los ingresos de los trabajadores informales. Es difícil estimar aumentos, pero su composición, por general, está retrasada y la mayor parte de los ingresos se destinan a alimentos básicos, alquileres y transporte. En Córdoba la informalidad se encuentra en alrededor del 45%.
El salario es otra de las causas que explican por qué el consumo masivo cae en todo el país y en Córdoba. Según mediciones del INDEC, la tasa de empleo bajó en el Gran Córdoba y aumentó la desocupación de +8% al +9.2%, indicando que hay más gente que busca trabajo, ya sea porque lo perdió o porque necesita complementar ingresos. En definitiva, este factor también es un indicador que permite comprender la caída del consumo.
Morosidad familiar: El último factor que frena el consumo
Por último, un factor importante es el aumento de la morosidad en familias a nivel nacional. Esta paso de +2.66 a +4.55 de enero a mayo de 2025, lo que implica que muchas familias, incluidas las cordobesas, están teniendo problemas para pagar sus tarjetas de crédito. Al no poder hacerlo, la actitud racional es bajar el consumo al mínimo.
Conclusiones
El análisis del consumo masivo en los supermercados de Córdoba revela que mientras las ventas nominales muestran un crecimiento, el consumo real se contrae de manera sostenida. Esta caída no es un hecho aislado, sino el resultado de una convergencia de factores que erosionan la capacidad de compra de las familias.
En primer lugar, existe una distorsión en la medición del costo de vida, ya que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) subrepresenta el peso de gastos esenciales como alquileres, servicios y educación, los cuales han aumentado muy por encima del nivel general. Esta subrepresentación es clave porque el IPC es la medición sobre la que la economía acomoda muchos precios, entre ellos los salarios. En concreto, por más que las paritarias sigan el aumento del IPC, para los sectores medios y bajos, esto implícitamente implica una baja en su poder adquisitivo, debido al atraso metodológico.
En segundo lugar, se constata una clara pérdida de poder adquisitivo, donde tanto los salarios promedio y la mediana de los trabajadores registrados como el salario mínimo han crecido por debajo de la inflación medida. Esta situación se agrava por el alto índice de informalidad laboral en la provincia y un aumento en la desocupación y la morosidad, que debilita aún más los ingresos de los hogares.
Finalmente, esta tendencia para los meses de agosto y septiembre no parece revertirse en Córdoba (y el país) y la caída del consumo parece continuar. Los aumentos del dólar de los últimos días y las tasas de interés y los ruidos políticos son factores que limitan posibles crecimientos.